La inseguridad pública, el imperio de la ilegalidad y la impunidad, eran comunes antes de que el perredista Silvano Aureoles Conejo asumiera la gubernatura del estado de Michoacán. Silvano Aureoles está cumpliendo su palabra empeñada, ya están cayendo jefes policiacos e integrantes del crimen organizado, acción que está siendo aplaudida por los michoacanos.
Quienes anden con pretensiones de amenazar, de presionar o de chantajear a los presidentes municipales se van a topar con pared, fue la amenaza de Aureoles Conejo a los criminales que aun operan en la entidad, sobre todo en Tierra Caliente, que le vayan midiendo, que le busquen en otra parte porque en esta región no se va a poder ni en ningún otra, sentenció. Esas fueron sus palabras tajantes. La guerra pues contra el crimen organizada ya fue declarada.
Cabe destacar que el panista Felipe Calderón inició su gobierno con una actitud similar, pero su estrategia para combatir al crimen organizado, no sólo falló, sino que se recrudeció la violencia, parte de ello fue por las rencillas que mantenía con el también perredista Leonel Godoy Rangel. No hubo coordinación. Hoy la situación es diferente, Silvano busca una coordinación estrecha con el presidente Peña Nieto y también con la ciudadanía que ve en él la esperanza de paz y tranquilidad que durante muchos años no han tenido.
Los inversionistas que se fueron por la inseguridad ahora quieren retornar, pero para que lo hagan, el mandatario perredista debe plantearles una estrategia en ese rubro que les de confianza y certeza, apoyarlos en la simplificación de los trámites y ofrecerles condiciones económicas para que se animen a invertir de nuevo en la entidad, ese fue uno de los compromisos adquiridos al tomar las riendas del estado michoacano.
Ya cayeron los primeros. Así pues, las amenazas de Silvano se están cumpliendo y seguramente habrá más detenciones, no se andará por las ramas, es cuestión de tiempo.
Tiene razón el gobernador Silvano Aureoles, señala un artículo de La Jornada Michoacán, de hecho y de derecho: si la acusación es por delincuencia organizada, no puede haber concesiones, mucho menos procede la notificación. Por lo demás, se entiende que en los requerimientos y/o detenciones de los jefes policiacos municipales que han ocurrido, van juntos, en coordinación, los tres órdenes de gobierno. Así es que lo menos que se puede alegar, en estos casos, es desconocimiento de causa.
Lo que sigue ahora es la actuación –y eso sería lo deseable– aseada y precisa del Ministerio Público para que las averiguaciones previas que se integren se apeguen a derecho y la consignación que proceda ante un juez surtan los efectos que se persiguen: castigo a los culpables y un freno a la corrupción, la complicidad y la impunidad.
Ahí está el fondo del mensaje, que de hecho y de derecho, mandó el Ejecutivo del estado: no se puede aspirar a la paz, la tranquilidad social y la estabilidad sin romper con el círculo perverso que en Michoacán –y en muchas partes del país– se ha establecido casi como una norma: el contubernio entre autoridades y mando policiacos con la delincuencia organizada. Eso fue parte de su mensaje cuanto asumió el cargo.
Romperlo llevará tiempo, pero había que empezar y ya se empezó. Por la salud de Michoacán es preferible que siga así y no se pierda el paso, ni el rumbo ni los objetivos. Y se cerrará la pinza cuando también se abra camino a las acciones y políticas públicas orientadas al desarrollo social, apoyo a los sectores productivos locales para la generación de empleos y oportunidades y combate a la pobreza.
Este gobierno comienza a marcar su rumbo; y a unos días de haber iniciado ya se notan sus acciones y estrategias para encarar los problemas más apremiantes de la entidad –el de la inseguridad y la infiltración del crimen organizado, para empezar– y pretender evaluar ahora resultados, resulta ocioso, fuera de lugar y de tiempo. Algunos podrán estar en desacuerdo, otros podrán poner en tela de juicio su viabilidad, y unos más dirán que se trata de estrategias ya vistas… Pero los resultados sólo se verán en el futuro. Silvano Aureoles ganó, y ganó con la propuesta que desde el primer día puso en marcha. Se le tiene que dar el tiempo correcto para evaluarlo.
Pero los michoacanos ya empezaron a evaluar este gobierno y existe la confianza de no será un gobierno populachero como los anteriores, sino de hechos, de acciones concretas que redunden en el desarrollo del estado, que regrese la certidumbre y la confianza de los inversionistas, confianza que se perdió en dos gobiernos perredistas y uno priísta. La guerra está declarada. Silvano pretende ganarla con el apoyo de Peña Nieto y todos los órdenes de gobierno.
La detención cinco directores de Seguridad Pública municipales de Michoacán en días pasados lleva un mensaje claro del gobernador: La guerra contra el crimen organizado y la impunidad ha iniciado. Que Dios agarre confesados a los criminales porque no habrá tregua. Silvano se siente arropado por los michoacanos y lo sabe bien, por eso tiene confianza en que será apoyado en esta guerra.
Ya inició la limpia de grupos delictivos en la franja fronteriza con Guerrero y Estado de México, pero su mayor preocupación de su administración se enfoca en la región de la Ciénega y la frontera con Jalisco.
“Sabemos que el grupo -Cartel Jalisco Nueva Generación- intenta ingresar por esa zona y no lo vamos a permitir. Aún no están establecidos”, habría señalado, además. los hechos de Tanhuanto, también hablan de que quieren penetrar y establecer operaciones aquí, en el Estado. El combate a estos grupos se hará sin descanso, sin tregua; ya no habrá impunidad, mientras que en lugares como San Lucas, Huetamo, Tiquicheo y Tuzantla, aún se registra la presencia de grupos delictivos, por lo que también ahí se fortalecerás la presencia de las fuerzas federales. La guerra está declarada.

