Por: Gregorio Ortega Medina
* Como ese financiamiento quedó establecido en una norma constitucional, la verdadera solución al dilema de ver mermados, o no, los dineros para hacerse con el poder, queda en manos del Legislativo. Será interesante presenciar si llega con los diputados y senadores, para escuchar los argumentos con los cuales promoverán, o estarán en contra de tal propuesta. Mostrarán el tamaño de la imaginación que poseen para ocultar la demagogia.
Desconozco las razones por las cuales intelectuales, sociólogos y analistas de toda laya, son renuentes a aceptar que la corrupción es un fenómeno cultural.
Así como el comportamiento ético y moral es distinto en cada uno de los estamentos sociales, lo es también la percepción del acto de corromper o ser corrompido. ¿Víctima, o victimario?
En mis años de adolescente y primera juventud hube de dejarme “morder” por policías de tránsito, porque era poseedor de un permiso temporal para conducir, y no de una licencia en toda la regla; también porque en alguna de esas ocasiones estaba pasado de copas.
¿Y esa corrupción moral de los pederastas, de los sacerdotes violadores? ¿Y esa práctica juvenil de emborrachar mujeres y hombres, o drogarlos, para abusar de ellos sexualmente? Reducir el tema a lo pecuniario es limitarse al aspecto menos sombrío del tema, porque no quieren abordarlo y se carece de elementos de análisis, o porque quiere ocultarse esa vergüenza social.
Pero, a pesar de la avalancha mediática propiciada por el sismo, recuperemos el registro de los graves sucesos que nos aquejan, y redimensionemos lo que hay -y no puede olvidarse- detrás del escándalo destapado por animalpolitico.com; de la información dada por ese sitio en la red -elegido por la AC Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad para hacerla pública-, se desprende que entre 2013 y 2014 nuestro impoluto gobierno federal desvió 192 millones de dólares a empresas fantasma. El dinero salió de diferentes organismos públicos como la Secretaria de Desarrollo Social, el FOVISSSTE, el Registro Agrario Nacional, el Banco Nacional de Obras o Pemex. En total, 11 instituciones. El dinero desapareció, de idéntica manera a como miles de mexicanos dejaron vacío su lugar en las familias a las que pertenecieron.
La investigación indica que hasta ocho universidades públicas sirvieron de intermediarias para el desvío, algunas tan importantes como la Universidad Autónoma del Estado de México, y su par de Morelos. El esquema de desvío fue transversal al Gobierno de Peña Nieto y afecta, sobre todo, a la Secretaría de Desarrollo Social, entonces en manos de Rosario Robles, y a Pemex, en los años de Emilio Lozoya y Juan José Suárez. También afectó al Banco Nacional de Obras, cuando estaba en manos de Alfredo del Mazo, gobernador del Estado de México.
Petróleos Mexicanos firmó 39 de los 73 convenios con seis universidades del sur de México. La paraestatal repartió decenas de millones de dólares entre los centros de enseñanza, los que a su vez, después de agenciarse la comisión, transfirieron a empresas. Según la investigación, algunas ni siquiera existían.
Si no es un fenómeno cultural, establezcamos una analogía con la salud de la República. Reúne todas las características para declararla pandemia. Muchos la denuncian y la critican, pero todos quieren que el agua de “los moches” los salpique.
Demagogia y prerrogativas electorales
Desbordados por el deseo de reconquistar la confianza de la sociedad, los líderes de los partidos políticos se fueron de la lengua, ofrecieron lo que no pueden cumplir, o sólo lo harán a medias: entregar todo o parte del financiamiento fiscal, a ellos dado para evitarles la tentación de corromperse. Tan impolutos los consideran.
Como ese financiamiento quedó establecido en una norma constitucional, la verdadera solución al dilema de ver mermados, o no, los dineros para hacerse con el poder, queda en manos del Legislativo.
Será interesante presenciar si llega con los diputados y senadores, para escuchar los argumentos con los cuales promoverán, o estarán en contra de tal propuesta. Mostrarán el tamaño de la imaginación que poseen para ocultar su propia demagogia.
Estos neoliberales que nos gobiernan tanto abominan del subsidio, lo rechazan por populista, pero no pueden vivir sin el subsidio a la democracia, que a fin de cuentas eso son las prerrogativas con las cuales engañan a la sociedad mientras se llenan los bolsillos. TODOS.
El sismo y esta propuesta colocan las preferencias electorales en el punto de partida. Nada para nadie. La manera en que diputados y senadores resuelvan el dilema, puede modificar en 180 grados la intención del voto.
Obvio, el PRI juega a ganar-ganar con la desaparición de las representaciones populares plurinominales, pero no cuentan en su estrategia con la molestia y el dolor acumulado de los electores.
Bien dijeron hace miles de años: el pez por la boca muere.

