Por Manuel Espino

En México ni siquiera los animales se escapan de los avatares de la politiquería, del tráfico de influencias, de la mercadotecnia electorera o de la simple ignorancia legislativa.

En meses recientes, dos casos han acaparado titulares periodísticos y puesto sobre la lupa de la opinión pública los derechos de los animales.

El primero es el escándalo desatado a raíz de que en el zoológico propiedad de un diputado panista, Sergio Gómez Olivier, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) incautara 101 animales, “92 por faltas al trato digno y nueve por no acreditar la legítima procedencia”.

Además, en el zoológico del panista poblano, “El Club de los Animalitos”, se encontraron 40 animales congelados, lo cual viola la normatividad y además siembra la duda del uso que se daría a dichos cadáveres.

El segundo caso es el incierto destino que enfrentan miles de jirafas, leones, tigres, elefantes, osos y otros animales de gran tamaño que deberán ser reubicados una vez que entre en vigor la prohibición de que trabajen en circos, el próximo mes de julio. Diversas voces han dejado claro que no todos los animales podrán ser reubicados satisfactoriamente en zoológicos, tanto por cuestiones presupuestarias como por las características propias de su biología.

Lo que estos dos casos tienen en común es el desprecio al marco jurídico: por un lado se le ve como un simple escollo, que puede ser superado gracias al influyentismo y el peso político que da ser un legislador; por otro, como una herramienta mercadológica, haciendo leyes destinadas a impactar en espots televisivos y espectaculares, sin reparar en sus consecuencias en las vidas concretas de personas y animales.

Muy por el contrario, lo que hace falta son genuinas políticas de Estado que promuevan una cultura ecológica y ambientalista basadas en la prevención, que inculquen el compromiso de evitar que las generaciones presentes y futuras sean perjudicadas, reconciliando al ser humano con la naturaleza.

Porque lograr que sea protegida cabalmente la gran biodiversidad de México, la cuarta en riqueza a nivel mundial, no es un asunto de crear leyes de relumbrón con la mira puesta en las próximas elecciones, sino de transformar conciencias y crear cambios culturales a largo plazo.

www.twitter.com/ManuelEspino

manuespino@hotmail.com